La Guerra Fría que no terminó: ¿El retorno del Realismo?

Autora: Camila Yánez Coello

Hasta la madrugada del 24 de febrero del 2022, el mundo pensaba que lejos quedaron los días en que las grandes potencias mundiales medían sus fuerzas invadiendo territorios terceros. La decisión de Vladimir Putin de lanzar una operación militar en contra de Ucrania viene después de años de tensión con Estados Unidos (BBC 2022). A pesar de que ha llegado a un punto álgido en los últimos meses, este conflicto estuvo previsto. Lo cierto es que el sistema promulgado y protegido por Estados Unidos ha venido mostrando varios signos de decadencia (Dabat y Leal 2019, 88). Entonces, si hemos vivido en un mundo con varios cuestionamientos al sistema instaurado desde 1991, ¿cómo es que hasta nos damos cuenta de que la paz internacional está en peligro? Más aún, ¿es esta la caída definitiva del sistema liberal garante de la soberanía estatal y del derecho internacional?

¿Qué hace a este conflicto diferente?

No ha pasado mucho tiempo desde los ataques de Estados Unidos a Irán (enero 2020), y aún menos desde las últimas hostilidades del conflicto árabe – israelí (mayo 2021). De hecho, actualmente existen al menos 34 conflictos armados alrededor del mundo (Navarro, Royo y Urgell 2021, 9). La invasión de Rusia a Ucrania se añade a la lista, pero con un asterisco al costado. Esto, debido a que despertó la atención y alarma de Occidente de una manera que no pasaba desde 1939. No se puede evitar ver un paralelismo con el 1 de septiembre de aquel año, cuando una Alemania Nazi invadía Polonia y daba inicio a la Segunda Guerra Mundial. Lo mismo ocurre con el octubre de 1962, cuando se desataba la crisis de los misiles en Cuba (Kuzio 2022), y de igual manera, se fraguaba una confrontación directa entre Occidente y Rusia.

Ahora bien, Estados Unidos, la Unión Europea, y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una zona de alcance muy amplia. Pero llama más la atención la zona que cubriría una eventual onda expansiva, mucho más allá de las fronteras de Ucrania o incluso de Europa del Este. Un derrocamiento del gobierno ucraniano, en primer lugar, aumentaría la amenaza para los tres estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia, todos miembros de la OTAN. Por otro lado, también energizaría el ataque antidemocrático de países como China e Irán (Kuzio 2022). Por tanto, lo que hace especial al conflicto no son solo los actores involucrados, si no también las posibles implicaciones globales que puede llegar a tener el conflicto en un mundo contemporáneo, globalizado y en plena pandemia. Sobre todo, cuando recuerdan mucho a lógicas peligrosas de relacionamiento internacional que el mundo creía acabadas.

¿Putin quiere traer de vuelta las “viejas” guerras al mundo contemporáneo?

En efecto, puede ser que estemos ante una vuelta de conflictos armados interestatales a gran escala. A pesar de que se aseguraba que las lógicas armadas de las “viejas guerras” se habían acabado, y además se advertía de un cambio hacia guerras de índole diferente: cibernéticas, comerciales, y hasta biológicas (Kaldor 2001). Parece que el mundo ya ha visto de todo en los últimos años, así que la cabe la posibilidad de que Putin quiera traer a pleno 2022, aquellas lógicas de relacionamiento internacional basados en el más puro y tradicional realismo (realpolitik).

Este regreso de las grandes guerras del siglo XX significaría un retroceso significativo en derecho internacional y tradición legalista de respeto a la autonomía de cada Estado. Pero cabe la pregunta de si en realidad se ha avanzado, más que en forma, en contenido en ese aspecto. Lo alarmante es que puede ser que no. Putin niega el reconocimiento de la soberanía de Ucrania, pero no debería de sorprender. A pesar de que la Guerra Fría se “terminó” en 1991 y la Unión Soviética se desintegró liberando a varios Estados satélites (entre ellos Ucrania), la ambición expansionista de poder sobre estos nunca cesó. Prueba de ello es la anexión de Crimea en 2014 (Van Herpen 2017, 40).

Por un lado, Rusia nunca dejó de ser una potencia con ambiciones expansionistas y un resquemor latente de aquella pérdida. Por el otro, Estados Unidos nunca dejó de ser el símbolo inequívoco de la democracia capitalista de Occidente. Más aún, Rusia nunca adoptó la democracia y el libre mercado como modelo, sino más bien se ha mantenido firme en el autoritarismo ligado a un control estatal de la economía nacional. Así pues, estas dos potencias nunca dejaron de estar profundamente confrontados en base a los diferentes valores que profesan y quieren promulgar – en algunos casos hasta imponer a la fuerza- en el mundo. Más aún, la constante medición de fuerzas en diferentes campos para probar que están a la par tampoco nunca se disipó. La prueba más reciente de ello: la carrera por la vacuna contra la COVID-19 en 2020 (Varwick 2020). En fin, el principio de “destrucción mutua asegurada” que alguna vez protegió al mundo de una guerra nuclear (Gallardo 2015, 3) no tomó en cuenta que se pueden traer lógicas de guerra anteriores en base a tensiones jamás resueltas y muy latentes.

¿Qué ha cambiado desde entonces?

Ahora bien, el sistema internacional también ha cambiado mucho. Ahora el mundo está hiperconectado, la sociedad civil es más fuerte frente a poderes estatales y el mercado y los intereses económicos transnacionales dominan mucho más que en épocas anteriores. Esto se ha demostrado en la resistencia formidable de los ucranianos que, junto con el rechazo de la sociedad civil rusa, sorprendió en su alcance. También se ha demostrado en el efecto de las sanciones económicas sobre el poder político estatal de Putin, inevitablemente limitado (Riley 2022). Finalmente, el hecho de que Pekín haya declarado en 19 de febrero que considera la soberanía y el respeto por la integridad territorial como pilares de su política exterior, demuestra hasta qué punto los ideales liberales se han sostenido. Después de todo, la misma existencia de este orden hoy permite identificar que la invasión rusa es arbitraria e ilegal (Herrera 2022).

A pesar del escepticismo inicial durante los primeros días de la invasión, parecería ser que el sistema liberal ha demostrado que si bien él haber quebrantado el concepto de un sistema internacional liderado por la democracia y el respeto a los principios del derecho internacional es posible; esto tiene un costo. En el caso de Rusia, ha sido alto y lo ha pagado con rechazo global. Estados Unidos y sus aliados han logrado aislar a Putin en los frentes diplomáticos y económicos, sin la necesidad de haber disparado directamente una bala (Semana 2022). Incluso China ha sido renuente a la hora de apoyar públicamente este accionar (Åslund 2022), demostrando que, al contrario de varias predicciones a raíz de la invasión, Taiwán no parece ser el objetivo de una próxima ofensiva (Gerson y Klare 2022). Más aún, parecería ser que los lideres chinos están conscientes de las dificultades que conllevaría en términos de resistencia internacional, como las que Rusia sufre ahora.

En conclusión, un lado de la guerra fría efectivamente terminó con la desintegración de la Unión Soviética, el lado empeñado en persistir funcionando eficientemente con un modelo económico socialista. Ahora con una Rusia contemporánea que desistió de aquello, se nota que el otro lado, donde están los valores en los que se basa su política exterior, nunca dejó de estar ahí. Parecería, incluso, que solo estaban esperando el momento indicado. Ahora, qué tan indicado fue es algo que, puede ser cuestionable ya que el sistema ha reaccionado y devuelto el golpe en varios frentes.

Es verdad que Putin quiere cambiar las reglas del sistema internacional tal cual se han construido desde 1991, y si bien las condiciones estaban ya prestas para hacerlo; esto no ha significado poder salir inmune de una acción de esa naturaleza en el mundo actual. Subyacente al conflicto Rusia vs. Occidente está un debate de realismo vs. liberalismo, y lo que falta por determinar es cuál logrará imponerse por sobre el otro. En Ucrania se determinará esto junto con la lógica que decidirá seguir el mundo en los próximos conflictos. Entre esas opciones no se debe descartar la posibilidad de un encapsulamiento dentro de una lógica de desgaste y larga duración como muchos otros. Después de todo, y por ahora, solo la soberanía e integridad territorial de Ucrania, está en juego.

———————————————————————————————————-

Åslund, Anders. “Why Vladimir Putin is losing the information war to Ukraine.” Atlantic Council (Washignton), Marzo 06, 2022.

BBC. 2022. “Rusia invade Ucrania: tropas rusas alcanzan el norte de Kiev en el segundo día de la ofensiva militar lanzada por Putin.” BBC News Mundo (Londres), Febrero 23, 2022.

Dabat, Alejandro, y Paulo Leal. 2019. “Ascenso y declive de Estados Unidos en la hegmonía mundial.” Problemas del Desarrollo: Revista Latinoamericana de Economía: 87-114.

Gallardo, Miguel. 2015. “¿Destrucción Mutua Asegurada (MAD) en Asia Meridional? Pakistán e Indina, el lado inestable de un triángulo nuclear formado por China.” Instituto Español de Estudios Estratégicos: 1-37.

Gerson, Joseph, y Michael Klare. “Is “Taiwan Next”? We Don’t Think So.” Common Dreams (Washignton), Marzo 07, 2022.

Herrera, Juan Carlos. “No, la guerra en Ucrania no significa que el orden internacional no funciona (sino lo contrario).” GK (Guayaquil), Marzo 10, 2022.

Kaldor, Mary. 2001. Nuevas guerras: violencia organizada en la era global. España: Kriterios Tusquets.

Kuzio, Taras. 2022. “Vladimir Putin’s Imperialism and Military Goals Against Ukraine.” E-International Relations.

Navarro, Iván, Josep Royo, y Jordi Urgell. 2021. Alerta 2021! informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz”. Barcelona: Escuela de Paz.

Riley, Charles. 2022. “Análisis: las sanciones que verdaderamente dañarían a Rusia.” CNN (Atlanta), Febrero 22, 2022.

Semana. “Vladimir Putin: los errores de cálculo que no le han permitido doblegar a Ucrania.” Semana (Bogotá), Marzo 02, 2022.

Van Herpen, Marcel. 2017. “La respuesta al nuevo imperialismo ruso: el dispar destino de Ucrania, Belarús, y las Repúblicas Bálticas.” Colección Monografías CIDOD Barcelona: 39-46.

Varwick, Johannes. 2020. “Competencia en el laboratorio.” Entevistado por Claudia Detsch. Nueva Sociedad, Septiembre 10, 2020.

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s